El padre de Esperanza se escondió debajo de las ramas inclinadas de un árbol lleno de aguacates y vio como el ejército prendió fuego a su casa; la casa fue destruida y su padre –el abuelo de Esperanza– se quedó atrapado adentro. Hoy, como la mayoría de su generación de Chajul, este hombre está profundamente marcado por el trauma que sufrió. Busca trabajitos aquí y allá, y la madre de Esperanza gana un poco de dinero vendiendo comida en el mercado, pero la familia sigue luchando para llegar al fin de mes. Esperanza, una chica de quince años, sueña de convertirse en profesor de música que pueda mantener a su familia y ayudar a reparar su comunidad. Como una chica que está graduándose del nivel básico, ya está rompiendo las convenciones sociales para realizar sus sueños.
La historia de Chajul es el contexto de nuestro trabajo: el genocidio, los traumatismos, y la falta de oportunidades educativas. Horizontes sin Límites Ixil es una organización que nació en respuesta a esta lucha.
La gente y la historia
Chajul es una ciudad impresionante enclavada en la sierra rural de Quiché, uno de los 22 departamentos geográficos de Guatemala. Su población es maya ixil, un grupo indígena que habita en las tres provincias de la región ixil y fue objeto de un genocidio durante los 36 años de guerra civil en Guatemala. La guerra terminó oficialmente con los acuerdos de paz de 1996, pero su lucha por recuperar continúa aun hoy. Para aprender más acerca de la guerra, haga clic aquí.
Chajul sigue siendo pobre y profundamente marcado por la violencia de la guerra. La comunidad está limitada por muchos obstáculos al desarrollo económico y comunitario, incluyendo la marginación política, la distancia física de los recursos de la ciudad, una falta de escuelas accesibles y de calidad y pocas oportunidades profesionales. La zona también es aislada lingüísticamente, ya que muchos de los adultos hablan únicamente la lengua ixil que solo se entiende dentro de un radio de 45 minutos del centro de la ciudad, y que les faltan las habilidades necesarias para comunicarse en español fuera del área.
Chajul es ante todo una comunidad de la agricultura de subsistencia en la que 93% de los habitantes viven en la pobreza y las familias luchan por alimentarse de un ingreso promedio de $2 USD al día. Muchas familias viven en casas que consisten en un solo cuarto con un piso de tierra donde cocinan a fuego abierto. El humo queda en el hogar, lo que lleva a las enfermedades respiratorias. Sin agua limpia, las familias luchan para mantenerse sanas. La dieta local consiste principalmente en el maíz; el sonido de las palmas que baten con la preparación de tortillas es omnipresente en toda la ciudad.
Educación
Durante la guerra se utilizaron las escuelas locales como bases militares y no se construyeron nuevas escuelas en Guatemala. Estudiar no era la prioridad cuando la supervivencia estaba en juego. Como resultado, los adultos de Chajul cuentan con un promedio de 2,5 años de educación formal. Se han construido muchas escuelas nuevas en Guatemala desde el final de la guerra, pero se necesita tiempo para mejorar la calidad de las escuelas, cultivar el aprecio por la importancia de la educación y desarrollar una economía que puede beneficiarse de una fuerza de trabajo más educada.
La mayoría de los estudiantes de Chajul abandonan los estudios después de la escuela primaria para ayudar a sus madres en el hogar o sus padres en los campos, debido a cuotas de matricula (incluso las de las escuelas públicas) y el costo de oportunidad para asistir a la escuela. Otros reprueban sus clases porque no pueden aprobar sus exámenes en español. Aún hoy en día alredador de 11% de todos los jóvenes de Chajul se gradúan del nivel básico.
Su capacidad de recuperación
Y, sin embargo, Chajul es una comunidad de sobrevivientes. Los adultos han trabajado duro desde la guerra. En los campos, en el hogar y por la ciudad hacen trabajitos o trabajos esporádicos. Aprovechen cualquier oportunidad para ayudar a sus familias.
Los jóvenes de hoy crecieron a la sombra de la guerra y están listos para salir adelante. Los jóvenes de Chajul aspiran a aprender, imaginar y crear. Quieren ser los que van a reparar y reconstruir a sus familias y su comunidad. Los jóvenes, especialmente las chicas, están empezando a asistir a la escuela en mayores números. Un número creciente está graduándose de la escuela secundaria, encontrando un empleo remunerado e incluso asistiendo a la universidad en las ciudades cercanas con planes de convertirse en maestros, ingenieros, abogados e ingenieros agrónomos.
No importa lo que decidan hacer, van a transformar la comunidad.